Seguimos sin días playeros por aquí, primero una ola de calor que por suerte solo duró dos días pero que nos hizo estar prácticamente encerrados en casa esos días,un calor insoportable hasta por la noche y después de esos días no ha estado haciendo mucho calor ni sol así que hemos optado por pasar ratos en la ciudad, en Bilbao y otro día en el monte, y la verdad es que nos lo pasamos genial en los dos sitios, aunque ya tenemos ganas de un poco mas de playa y de piscina, menudo verano atípico.

En Bilbao pasamos una mañana estupenda, sobre todo la mayoría del tiempo en uno de sus parques mas bonitos,la peque se lo pasó de maravilla en esta parte de la ciudad, fuentes,arboles y estanque de patos; un pequeño pulmón donde poder disfrutar con los peques e impregnarse de olores de eucalipto y naranjos entre otros.

Le dio un baño a su muñeco en casi todas las fuentes que vio.

Corrió por todas sus zonas verdes,se notaba que ya hay menos gente en estas fechas,se estaba muy tranquilo.

Vimos a los patos y cisnes del estanque, y a muchos niños dándoles de comer.

De repente nos llovían hojas cuando venían ráfagas de viento,lo cierto es que parece que el otoño se esta adelantando,había un montón de hojas por el suelo.

Nos sentamos en un banco a comer fruta y allí aparecieron un montón de pájaros pidiendo migas de pan,fue echar unas pocas y allí estuvieron hasta que nos fuimos.

Dimos un paseo hasta el Museo Guggenheim y pasamos por la araña Mama a tocar una de sus patitas como cualquier otro turista :-), es una zona tan agradable para estar y pasear…

Cambiamos de escenario, mañana de monte y paseo por los lagos,vimos mas patos y la peque se puso a tirar piedras y ramas por cualquiera de las charcas y lagos por los que pasábamos,hasta nos pregunto si se podía bañar,es una pena que no se pueda; así todo ver esos nenúfares con flores,peces y renacuajos por allí es una maravilla, la peque metió sus manitas y ya se quedo feliz.